14 diciembre 2009

"una administración no corrupta pero sí descontrolada, donde se ha instalado un clima de barra libre "

EL MIRADOR
La Casona de Tócame Roque
30.11.2009 - TEODORO LEÓN GROSS

UN concejal del Ayuntamiento de Málaga ha admitido haber contratado quince o veinte veces a dedo con la empresa de su cuñado incumpliendo la ley. La reacción del alcalde ha sido apoyarlo afectuosamente. Este es el nivel.
El concejal asegura que su problema es que desconocía la ley. Y lo dice sin sonrojarse, como si realmente fuese una razón convincente, una excusa decorosa, en lugar de un penoso baldón que señala aún más su responsabilidad. En política, como en todo el ámbito del Estado de Derecho, 'el desconocimiento de la norma no exime de su cumplimiento'. Desconocer la Ley de Violencia de Género no justifica el maltrato ni ignorar la Ley Cambiaria habilita para dar cheques sin fondos, y desde luego no se puede contratar a dedo con la familia por estar a dos velas de la normativa de contratación pública. Así pues, ya no se trata de una situación injustificable sino dos, al añadir la ignorancia legal básica. Y lo asombroso no es actuar con ese desahogo sin sentir que sólo hay un modo de salir dignamente de esa ratonera; sino que nadie en la cúpula del Ayuntamiento asuma esa pedagogía por la credibilidad de la institución.
En poco tiempo la imagen de pulcritud del Ayuntamiento se ha ido emborronando con enredos turbios que se suceden semana tras semana -Teconsa, Campanillas, Caso Piscinas, Centro Ruso.- como piezas de un puzzle que describe una administración no corrupta pero sí descontrolada, donde se ha instalado un clima de barra libre puesto que en definitiva rige el código siciliano de dar amparo a cada 'uno de los nuestros' haga lo que haga. Es lo que ha sucedido en este episodio. El concejal es un buen tipo, sin duda, pero aquí sólo cabía que el alcalde le diese pasaporte discreto a la reserva activa hasta nuevo destino. En vez de actuar así, transmitiendo a la sociedad un mensaje ético de rigor, el alcalde ha preferido darle un aval público ¡hasta de cariño! Qué cosas.
Este paternalismo delata un tumor sistémico. Al final se deduce que en este caso lo importante para el alcalde no es la ética sino el disgustillo que se ha llevado el pobre concejal al tener que pasar por la prueba desagradable de confesar los contratos a dedo con su cuñado. Es un criterio insólito en democracia. No es raro que la Casona del Parque, de un tiempo a esta parte, empiece a parecer la Casona de Tócame Roque donde hay barra libre sin carga alguna de responsabilidad. Sólo así puede ocurrir que un concejal confiese públicamente que lleva tiempo contratando a dedo con su cuñado sin tener que añadir un adiós digno como colofón. Tal vez todo esto obedezca a la confianza que dan las encuestas en la victoria de 2011. Pero la ética no está en las encuestas, aunque el alcalde haya terminado por metabolizar esa doctrina gilista.

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