4.09.2009 - TEODORO LEÓN GROSS. Diario Sur
CON el gesto impasible de los jugadores de mus, capaces de no transmitir emoción alguna mientras mantienen un pulso implacable, en el Partido Popular andaluz disputan un choque callado pero sin contemplaciones. Arenas acaba de revolverse con un órdago abierto a sus hombres en Málaga: al alcalde le reclama que ajuste los sueldos de los altos cargos; y a Bendodo que corte el cinismo farisaico permitiendo abusos como lo de Estepona. Bendodo ha obedecido de inmediato, en definitiva como un aparatchik fiel; pero con De la Torre las cosas no van a ser tan sencillas. El alcalde siempre ha defendido, rocosamente, su autonomía institucional bajo un principio sagrado: el partido no le dicta cómo gestionar el Ayuntamiento. Y eso incluye los sueldos de sus altos cargos, por indefendibles que sean. Pero Arenas, mientras hace campaña para reducir los sueldos discutibles de la Junta, necesita que el PP transmita coherencia sin exponerse a quedar cada día en entredicho, rueda de prensa tras rueda de prensa, por los sueldos de Málaga. Tienen un problema bajo el estigma de la doble moral.
El alcalde está en una situación incómoda. Su cartel de austeridad está tocado desde que su propio partido le ha llamado al orden por falta de austeridad. Y los argumentos le patinan tras la auditoría de la Cámara de Cuentas a la empresa municipal Promálaga identificando a dos altos cargos suyos con sueldos de cientos de miles de euros, con un plus sospechoso de productividad mientras la empresa acumula un déficit de diez millones y hasta con irregularidades contables. Se puede defender cierta flexibilidad en los sueldos en función de la categoría de los fichajes, pero esas cifras son dinamita para la campaña de austeridad del PP. Por eso Arenas y De la Torre se están cruzando mensajes afilados a través de la prensa mientras el alcalde se resiste a nuevas auditorías tratando de tapar el escándalo de esos sueldos delirantes, con blindajes y cláusulas de rescisión previsiblemente ilegales, y aplicar el ventilador a la polémica.
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