Escrito por Jose Maria de Loma el 24th Septiembre 2009 en Artículos en La Opinión
¿Sabe Javier Arenas donde se está metiendo? ¿Ha calibrado los riesgos de llevarle la contraria (¡en público además!) al alcalde de Málaga? Cree Arenas que, je, je…el regidor malagueño se ha ganado en ocasiones el apodo de don erre que erre por qué sí? Desde aquí, sinceramente, apelamos a los altos cargos de la Junta y al propio Griñán a que se olviden de rencores por un momento y ayuden al bueno de Arenas advirtiéndole de lo muy desaconsejable que es llevarle la contraria a De la Torre. Por el riesgo que corre de ser apabullado por datos, reuniones, comparecencias, recuerdos, peticiones, peticiones de peticiones, peticiones de reunión, informes, subinformes, misivas, cartas, apelaciones, pleitos, correos electrónicos y la Biblia en verso encuadernada en piel y enviada con un lacito azul.
Todo esto viene porque, ya lo saben, Arenas en su permanente busca de titulares, golpes de efectos y ocurrencias que ningún directivo municipal o alto cargo de empresa pública local debería ganar más que el alcalde de turno. Le replicó el alcalde de turno, en este caso de la Torre, que tal vez sufrió un error de programación vital, un despiste, un algo, porque se levantó, miró a Sevilla, oyó una proclama y se puso a llevarle la contraria. Lo malo es que la proclama/promesa no era de la Junta esta vez, era de uno de su partido. Del que manda, concretamente.
Y ahí tenemos al alcalde diciendo que nones, que si queremos gente válida del sector privado con valía reconocida y no chupatintas sin título hay que pagarlos. El alcalde de Málaga no es de los que olvidan fácilmente una afrenta política. Menos si, como en este caso, es pública, humillante, desautorizante y tiene todos los visos de una orden. Los alcaldes del PP, por ejemplo el de la capital y algunos de los de la Costa, tienen un concepto de la autonomía municipal muy acentuado. Y particularito.
A alguno hasta les da repelús entrar en un consorcio de transportes; ese exceso de celo les hace considerar casi todos los consejos, sugerencias, directrices, etc. como una injerencia:
-Buenos días, alcalde que corbata más bonita
-No haga usted injerencias en el ámbito de mi autonomía indumentaria.
Arenas se marca el pegote de que va a bajar los sueldos. Hasta ahora ha venido dejando cadáveres políticos en el camino. En el futuro va a dejar también agraviados económicos, que son los peores enemigos. Y conmilitones con poder (alcades) desautorizados. Ya le hicieron caso a regañadientes cuando dio la orden de crear televisiones locales municipales. De nuevo los va a cabrear. Es como darle collejitas sistemáticas a un niño gordote de diez años durante diez minutos. Verás cuando se cabree…
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