La entrevista de ayer retrata a un líder político de futuro que ha entendido las claves de la política
18.10.2010 - TEODORO LEÓN DIARIO SUR
Tras leer la doble página de entrevista con Bendodo ayer aquí, a más de uno le costaría creer que ése sea el líder del partido líder en Málaga. Pero eso sería injusto con él. De hecho, en política cabe todo, desde el gorila vestido que preside Venezuela al grupo ultraconservador del Tea Party que gana adeptos atacando a Obama por 'negro, musulmán y socialista' o defendiendo la violencia y las emisiones de CO2; desde el líder italiano de velina en velina mientras promulga leyes para eludir la Justicia hasta el ayatolá iluminado o el presidente de Bolivia capaz de arrearle un rodillazo en los testículos a un compañero en un partidito amistoso de fútbol. Y si en política cabe todo, ¿por qué no iba a caber Bendodo?
De la nada a líder emergente del partido, Bendodo ha hecho un recorrido vertiginoso. Y su entrevista de ayer retrata el porqué: ha entendido como pocos las claves del éxito en política. No se trata de tener ideas, sino eslóganes como navajas; no armarse de ética, sino carecer de escrúpulos. Con todo, no puede ser fácil elaborar una cantidad semejante de naderías como él ayer aquí. Para eso hace falta talento. Y sobre todo si hay que pronunciar todas esas naderías con toda solemnidad. (Por momentos era para carcajearse, aunque quizá no es sólo mérito suyo sino que todas las entrevistas preelectorales deberían ir a una sección de Humor&Fantasía). En fin, ahí queda su teoría de que los socialistas detestan genéticamente a Málaga (¿alguien se imagina el cromosoma del odio a Málaga en Pedro Aparicio o Luciano Alonso o María Gámez o Pepe Asenjo o Fernando Arcas, obsesionados sólo con hacer daño a su tierra?) pero ese tipo de mensajes, aunque parezca una mezcla de Sabino Arana y Los Morancos, tiene su público. La demagogia dogmática cotiza al alza, sobre todo en las sociedades desinformadas; y Bendodo es uno de los estrategas del enfrentamiento constante del ayuntamiento contra las demás administraciones ya que se pierden proyectos pero se ganan votos.
Este líder no se corta. Eso también está en el manual del triunfador en política. Incluso llega a decir que el PSOE «casi tendría que disolverse» (¡caray, qué gran demócrata!) y le atribuye al PP todo lo hecho en Málaga, todo sin excepción, con un maniqueísmo 100x100 de buenos contra malos que ni los talibanes. Por supuesto, sería deseable una teoría política algo menos infantil, pero este es un producto de éxito. Así que resulta ingenuo esperar una crítica más inteligente y veraz a los socialistas en Málaga tras una década negra o a la política de la Junta. La entrevista de ayer retrata a un líder político de futuro que ha entendido bien las claves de la política: la verdad o la razón es lo de menos.
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