23 enero 2010

El estilo Málaga

Esto va a colocar de nuevo a la opinión pública del lado del alcalde: parque sí, pero el dinero también
19.01.2010 - TEODORO LEÓN GROSS
El alcalde ha movido ficha en Arraijanal, y de nuevo toma una posición de ventaja; como en esas partidas de ajedrez a cara de perro con unas pocas piezas sobre el tablero, donde todo sucede según un guión encorsetado hasta que alguien rompe la inercia. Desde hace semanas, incluso meses, el alcalde estaba a la defensiva. Su apoyo a los propietarios de Arraijanal empezaba a debilitarse mientras la Junta ofrecía algo más tentador a la opinión pública: construir un parque y además un parque marítimo en un litoral saturado de cemento. El proyecto resultaba, eso sí, ventajista: la Junta construye el parque pero al Ayuntamiento le toca poner el suelo compensando a los propietarios con otros terrenos. O sea, la Junta se cuelga la medalla y la ciudad paga. Así que el alcalde ha hecho un movimiento táctico para recuperar la iniciativa: reclamar a la Junta que a su vez compense a la ciudad con fondos europeos. Es un buen contragolpe. Desde hace meses Málaga estaba excluida por la Junta de esos fondos, comprometidos en 2007, tras decenas de reuniones para negociar la agenda de los proyectos -del ajardinamiento de Gibralfaro al soterramiento de Cánovas- frustrando una agenda de 260 millones de euros al declarar oficialmente aquellas reuniones ¡por no celebradas! La coartada de Sevilla era que no se trataba de proyectos 'supramunicipales'; así que el alcalde reclama ahora fondos europeos para este proyecto 'supramunicipal'. Y esto va a colocar de nuevo a la opinión pública de su lado: parque sí, pero el dinero también.
Este episodio, con todo, retrata la gestión miserable de cada proyecto en Málaga. Los tirayaflojas desleales, las marrullerías administrativas, las mentiras políticas en cada negociación. Arraijanal es un proyecto maltratado -ahora la Junta dirá no y se prolongará este enredo que ya dura tres décadas- pero en definitiva es sólo uno de tantos. El caso del campamento Benítez, mientras se resuelve la propiedad en los tribunales, es significativo: el alcalde reclama ahora al Ministerio que haga el Museo del Transporte que antes él mismo rechazaba. Esa arbitrariedad impúdica -antes no, ahora sí-parece fácil de interpretar: el alcalde torpedeaba a la ex ministra de Fomento por temor a que se convirtiera en su contrincante electoral, pero ahora reclama el proyecto porque ella ya no está ahí. Así va esto. Este fin de semana, el Ayuntamiento ha cuestionado la línea del metro por la Alameda: «a lo mejor hay que tomar la Alameda de Colón y tirar por Muelle de Heredia». Parece que confunden la línea de metro con la ruta de un autobús de pueblo, pero no, sólo tratan de entorpecer este proyecto de cientos de millones. Es lo que ya se conoce, entre los burócratas, como 'estilo Málaga'.

No hay comentarios: