30 enero 2010

El empeño en anotarse el éxito es lo que provoca que pinche los globos antes de que estén inflados
29.01.2010 - TEODORO LEÓN GROSS.SUR
Pocos le discuten sus virtudes al alcalde, un tecnócrata reconvertido en la principal figura del elenco político en Málaga durante la última década. Aunque tuvo un desembarco sencillo en la alcaldía, sin pasar por las urnas, reemplazando a una predecesora desacreditada por los malos modos, ha sabido imponer su personalidad con una imagen honorable entre las pirañas de la partitocracia. De hecho, su éxito electoral ha ido a más, con alcaldías tranquilas hasta empezar a verse amenazado. por él mismo. El alcalde es su mayor enemigo. Nada resulta más corrosivo contra sus propias virtudes que su inclinación a la propaganda. Se trata de una obsesión particularísima. Ya ha tenido media docena de jefes de comunicación, a los que destituye año tras año descontento por no tener titulares suficientemente estelares. En las últimas cuarenta y ocho horas, dos episodios le han puesto en evidencia esa patología: lo del PGOU y Málaga 2016.
El fiasco del Pacto del PGOU es bastante absurdo. El alcalde había movido inteligentemente ficha al anunciar a Sevilla que confiaba desbloquear los fondos europeos junto al PGOU. A buen entendedor. era suficiente. Sin embargo, él mismo ha estropeado su propio plan por la urgencia compulsiva en salir a dar el titular triunfal. Cuesta creer que no midiese las consecuencias de proclamar el trueque del PGOU por ciento y pico millones de fondos europeos; pero naturalmente el consejero sí ha medido esas consecuencias y ha desmentido de inmediato que haya un trapicheo de este tipo. De admitirlo, estaría aceptando que usan espuriamente los fondos europeos en sus negociaciones en lugar de asignarlos objetivamente. En definitiva, la Junta podía negociar discretamente esa solución con el alcalde, pero no aireada a los cuatro vientos. Y el alcalde ha vuelto a hacerlo.
Málaga 2016 repite los errores del PGOU. Un proyecto que debería ser de la ciudad, el alcalde ha tratado de hacerlo suyo. Ahora, tardíamente, trata de buscar un consenso para la candidatura a la capitalidad europea, como trata de reconducir el Plan General tras el error cometido hace cinco años al aprobar el documento sin prestarse a negociar una sola letra con la oposición o la Junta. En fin, el vodevil de esta semana con el presidente de Málaga 2016 reproduce lo del PGOU. Hace cuarenta y ocho horas filtró un nombramiento y un día después hubo que rectificar porque no había nombramiento. Otra vez había filtrado indiscretamente la noticia antes de que hubiese noticia, sin respetar los tiempos. El empeño en anotarse el éxito es lo que provoca que pinche los globos antes de que estén inflados. Finalmente ese es el problema recurrente: vender la piel del titular antes de cazar la noticia.

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