20 febrero 2010

El alcalde, en apenas una semana, ha logrado convertir este episodio menor en una polémica estridente

El marxismo del alcalde

12.02.2010 - TEODORO LEÓN El alcalde ha decidido cortar el caso de su concejala autosubvencionada: «Es un tema que no tiene entidad, y cuando no tiene entidad un tema, no tiene entidad». Desde luego es difícil discutirle eso. Parece tan claro como aquello de "la parte contratante de la primera parte será considerada la parte contratante de la primera parte". El mítico diálogo de Groucho elevó a categoría la jerga administrativa donde lo definido es la definición. El alcalde parece un maestro: 'una cuestión que no tiene entidad es una cuestión que no tiene entidad'. Irreprochable.
Eso sí, el alcalde, en apenas una semana, ha logrado convertir este episodio menor en una polémica estridente. Otra vez se trata del mismo problema de siempre: en lugar de censurar severamente una mala conducta y exigir rigor en la gestión municipal, se ha dedicado a decir naderías para justificar el asunto. Quizá esperaba que su mensaje acabaría por colar, como lo de Groucho Marx:
-La parte contratante de la primera parte será considerada la parte contratante de la primera parte. ¿Qué tal? Está muy bien, ¿eh?
-No, no está bien. Quisiera volver a oírlo.
-Que la parte contratante de la primera parte será considerada la parte contratante de la primera parte.
-Esta vez ya suena mejor.
Tal vez el alcalde esperaba eso mismo repitiendo «es un tema que no tiene entidad, y cuando un tema no tiene entidad, no tiene entidad». Y sin embargo no acaba de cortar el caso de esa concejala que se otorgaba subvenciones a sí misma para organizar fiestas a los vecinos. Ese es un viejo mecanismo de compra de votos. A pesar de todo, el alcalde le disculpa la falta de ética asegurando que las cantidades no eran demasiado altas; como aquella chica que se justificaba ante su madre asegurando que estaba embarazada pero no demasiado embarazada.
De la Torre ha atribuido el error a un informe de la federación de asociación de vecinos. Ese es un buen argumento, con un único inconveniente: que ellos han negado la existencia del informe. A pesar de todo, el alcalde añade otra razón memorable con la lógica de Groucho: «quizá ella no prestó atención [al informe de incompatibilidad] porque era un punto que estaba más abajo». Es estupendo. Se entiende que los concejales no han de leer los informes completos, sólo el principio. Esto podría servir para rechazar las multas del Ayuntamiento:
-Oiga, no se le ocurra aplicarme el artículo 117, que está muy abajo, ¿eh? y ya conoce la doctrina del alcalde.

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